Luego que el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Educación autorizara el regreso a clases en forma presencial, las familias colombianas se preparan para esta nueva rutina familiar en estos tiempos de medidas sanitarias, o dicho de otra manera, se preparan para retomar la rutina educativa de sus hijos. Lo bueno de este retorno presencial a las aulas de clases, es que los protagonistas escolares se beneficiaran sin duda alguna, al seguir aprendiendo en su colegio e interactuando con los maestros o profesores, y lo mejor para ellos, con sus compañeros de clases.
Muchos colombianos en el país opinan que era necesaria esta actividad educativa en vivo para sus hijos o representados, precisamente por lo que significa y simboliza estar en un salón de clases. Para ellos es sinónimo de aprender más. Otras personas afirman que es un riesgo esta vuelta presencial a los colegios, ya que en su mayoría es riesgoso enviar a sus hijos a la institución donde estudian, por riesgos a contagio del covid19, a pesar se exija y se cumplan las medidas de bioseguridad; lo que no se acuerda la gente que opina de esta última manera, es que la prevención sanitaria empieza en casa. Es indudable que en la calle hay riesgos de contagio porque no todos los transeúntes se cuidan y se hacen cuidar, incidiendo ello en posibilidades ciertas de contagio del coronavirus19, pero lo que si es cierto es que la mayoría de los habitantes de esta República coincidieron, y en algunas ciudades e instituciones lo preguntaron y pidieron por escrito a modo de encuestas, si autorizaban que sus hijos o representados retornaran al colegio. En todo caso lo que si es verdad, es que el joven en edad escolar en su nivel académico respectivo, necesita ver en físico a su docente, escucharle la enseñanza que le brinda, ver a los demás profesores y directivos y personal administrativo y obrero de su instituto, ya que esto le va a dar pertinencia educativa, incrementándole sus deseos de aprender. Igual sucede con el hecho de ver de nuevo a sus antiguos compañeros de clases así como simpatizar o tener afinidad con los nuevos alumnos de su grado escolar. Todo eso forma parte de su proceso de enseñanza y aprendizaje con miras a lograr titularse en primaria, en secundaria y llegar a la universidad.
En lo que respecta a las instituciones educativas, se da por descontado que se hayan preparado para esta resolución ministerial de regreso a las clases presenciales. Acá en la ciudad de Bogotá se observa que tales entidades de educación disponen de puntos de bioseguridad, como desinfección de manos, uniformes, calzados y demás exigidas por las autoridades sanitarias, así como previamente se vieron actividades de mantenimiento, espacios ventilados, aseo y ornato que le ofreciera al alumnado y al cuerpo de docentes y demás integrantes de la plantilla y comunidad escolar, minimizar los riesgos de contagio. Es oportuno mencionar la disciplina adquirida por los profesores encargados de recibir a los estudiantes, y a los funcionarios de seguridad, ya que hacen cumplir las medidas de distanciamiento necesarias así como el uso completo de los tapabocas, entre otros chequeos. Estas mismas medidas deben ser adoptadas de igual forma y atención, por aquellas instituciones de educación que ofrecen otras alternativas de estudios, como son la validación de bachillerato, los refuerzos escolares y tareas dirigidas en todas las formas de enseñanza que la componen.
Hay que reconocer que la educación emocional del alumno mejorará con esta vuelta a su pupitre, y que los colegios se alistaron para ser lo más preventivos y efectivos posible, y que procuraron las maneras de lograr patrones donde se respirara normalidad, con la disposición de solucionar imprevistos de última hora.