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LA EDUCACIÓN POR CICLOS EN COMPARACIÓN CON EL SISTEMA TRADICIONAL DE BACHILLERATO.

En Bogotá, la educación por ciclos ha emergido como una opción educativa innovadora que ofrece una alternativa al sistema tradicional de bachillerato, con el objetivo de brindar a los estudiantes una forma más flexible y adaptada a sus necesidades. Mientras que el sistema tradicional de bachillerato sigue un modelo lineal y estructurado, la educación por ciclos se presenta como una opción que rompe con la rigidez de los tiempos académicos convencionales y permite a los estudiantes avanzar a su propio ritmo. La educación por ciclos se basa en la idea de que los estudiantes avanzan en su formación educativa no de acuerdo con la edad, sino según los conocimientos y habilidades adquiridos. Este modelo divide la educación secundaria en diferentes etapas o ciclos que pueden ser superados conforme el alumno demuestra competencia en las áreas correspondientes. A diferencia del bachillerato tradicional, que generalmente se organiza en una estructura fija de grados, el modelo por ciclos permite una evaluación continua y personalizada, donde cada estudiante tiene la oportunidad de avanzar según sus propios logros.

En localidades como Suba, en Bogotá, este enfoque ha ganado terreno debido a su adaptabilidad a los contextos de los estudiantes que, por diversos motivos, no pudieron seguir el ritmo del sistema tradicional. La flexibilidad que ofrece la educación por ciclos es ideal para quienes necesitan equilibrar sus estudios con trabajo o responsabilidades familiares. Además, permite a los estudiantes de Suba, muchos de los cuales provienen de contextos socioeconómicos diversos, encontrar en la educación una herramienta que se adapta mejor a sus realidades, eliminando la presión de la edad como único factor determinante para avanzar al siguiente nivel educativo. El sistema tradicional de bachillerato, por otro lado, sigue un enfoque más rígido, donde los estudiantes deben completar una serie de requisitos específicos para cada grado. Los estudiantes de bachillerato tradicional deben asistir a clases en una secuencia fija de años, con evaluaciones periódicas que determinan si pasan de un grado a otro. Este sistema es eficaz para quienes tienen un ritmo de aprendizaje constante y pueden cumplir con las exigencias académicas de forma continua. Sin embargo, para aquellos que enfrentan interrupciones en su educación, como los adultos que regresan a los estudios después de un tiempo de haber estado fuera del sistema educativo, el modelo tradicional puede resultar excluyente.

 

Una de las ventajas de la educación por ciclos en comparación con el sistema tradicional de bachillerato es la personalización del aprendizaje. En el modelo por ciclos, los estudiantes pueden avanzar a su propio ritmo, dependiendo de su desempeño en las evaluaciones de cada ciclo. Esto fomenta un aprendizaje más autónomo y menos orientado a la repetición de contenidos sin una comprensión profunda de los mismos. Por el contrario, el sistema tradicional de bachillerato tiende a ser más prescriptivo, siguiendo un currículo que no siempre toma en cuenta las diferencias individuales en los ritmos de aprendizaje de los estudiantes. En Bogotá, el modelo de educación por ciclos ha permitido que más estudiantes de zonas como Suba logren terminar su bachillerato, gracias a la posibilidad de avanzar de manera escalonada y sin las restricciones que impone el sistema tradicional. Además, los programas educativos en ciclos a menudo ofrecen un enfoque más centrado en las habilidades prácticas, lo que permite a los estudiantes prepararse mejor para el mercado laboral o para continuar con su formación académica en educación superior.  Sin embargo, también hay desafíos en la implementación de este modelo, especialmente en términos de la estandarización de los contenidos y la evaluación del progreso de los estudiantes. A pesar de su flexibilidad, la educación por ciclos requiere una infraestructura adecuada que permita a los docentes hacer un seguimiento individualizado y mantener la calidad educativa a lo largo del proceso. Por otro lado, el sistema tradicional de bachillerato tiene la ventaja de ser más homogéneo y estructurado, lo que facilita la planificación educativa a nivel nacional y el aseguramiento de la calidad en el proceso de enseñanza.

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