Ingresar a la educación superior debería ser el norte de todo estudiante o de toda persona, una vez titulada de bachiller. Primero, porque es el principal de los requisitos exigidos por las autoridades universitarias para lograr accesar a tales estudios, claro está, quienes tengan en sus planes personales ser profesionales; y segundo, porque le es requerida la aprobación de la prueba ICFES con las calificaciones necesarias. Este último caso será explicado con mayor detenimiento más adelante.
En nuestro país, la educación superior de acuerdo al Ministerio de Educación Nacional, se define como el lapso de tiempo donde el estudiantado se forma permanentemente no solo en su parte académica, sino en lo cultural además de lo social, cristalizando así el concepto íntegro de las personas, al mismo tiempo que su honradez, sus deberes y derechos, impartiéndose esta, en dos niveles: el pregrado y el posgrado, correspondiendo los estudios para Técnico Profesional, Tecnológico y de Profesional para el primero de los niveles. Si es el caso de estudiar o desarrollar un posgrado, allí se habla de Especializaciones, Maestrías o Doctorados. Como se puede leer, la educación superior forma las capacidades de los futuros profesionales para su adhesión a la sociedad, y para que en lo posible puedan dar su respectivo aporte en un momento determinado. Por ello es que se afirma que el ejercicio de la educación superior es la conformación de profesionales capacitados para resolver en forma creativa, determinada y efectiva, los diferentes escenarios que se le vayan a presentar en el recorrido profesional de sus vidas.
Particularmente dentro del mundo conductual se entiende que el bachiller aprende y se ejercita a medida que va actuando en forma adecuada, es decir, la conjunción de un complicado número de situaciones con la ocurrencia de nuevas habilidades, pero para lograr todo ello, el estudiante ha tenido que pasar por esa etapa tan necesaria y transcendental hacia su bachillerato. Esta se caracteriza por la dedicación integra y asimilación y continuidad del programa de estudios de secundaria en todos sus grados, donde en la mayoría de los casos, se opta por ser la más rápida y de fácil entendimiento, llamada entonces para muchos, como validación de su bachillerato.
Los bachilleres egresados de la modalidad de validación, tienen las mismas oportunidades de seguir estudios superiores tan iguales a los egresados de las instituciones tradicionales, y en algunos casos, se ha sabido de mayores puntajes numéricos finales de graduación, entre 70 y 85 puntos, por parte de los primeros nombrados. En tales bachilleres se observan en demasía varios factores que los motivaron a conseguir su título de bachiller, entre otros, la vocación por lo que estudiaron, las necesidades personales para mejorar su estilo de vida y el de sus familiares, darle un verdadero valor a la educación, y por supuesto el cumplimiento de sus sueños y metas, ofreciéndose la oportunidad de tener un escenario más amplio en el ámbito que lo rodea.
Las satisfacciones de alcanzar una carrera universitaria luego de haber validado su bachillerato son muy satisfactorias, ya que el mayor de los orgullos personales y de todo padre y madre, es recibir de manos de las autoridades educativas, el diploma. Indudablemente debe ser el mayor logro de tu vida. De ahí en adelante, el nuevo profesional sentirá que seguirá siendo capaz de seguir logrando y alcanzando nuevos retos.