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¿LOS HERMANOS MAYORES AYUDAN A LOS MENORES, EN SU EDUCACIÓN?

Un hermano mayor por lógica familiar debe dar el ejemplo al resto de sus hermanos menores. Esto debe ser enseñado por sus padres ya que ello los ayudará en momentos oportunos en la educación de los más pequeños, y lo más importante, en ausencia física de los padres o de algunos de ellos contribuyendo con el desarrollo físico y social de sus hermanos; podría decirse que es ley de vida.

A modo de deberes y derechos, los padres están obligados a darles a sus hijos en general, todo lo necesario para su desarrollo y equilibrio emocional y físico, aunado a que se lo exigen las leyes colombianas respectivas. En los últimos años la dinámica familiar entre padres e hijos ha sufrido grandes cambios, lo que ha abrumado a los progenitores por el miedo a equivocarse en el desarrollo de sus muchachos; el solo hecho que no hayan directrices fijas para educarlos y la necesidad de asegurar la potestad a participar los niños en su formación, ocasiona con regularidad presiones emocionales en los padres. Y luego que llegue al hogar otro hijo, ese primer hijo se convertirá en el hermano mayor, y los padres les inculcaran a los hijos mayores ese cuido por los más chicos. Ellos, los más grandes deben ayudar a sus hermanos y lo van consiguiendo al compartir juegos con ellos, salvando las diferencias propias si son de sexo contrario claro está; allí es donde empieza esa relación hermano-hermano. Vale mencionar la ayuda para vestirse, asearse, enseñarlo como comer, etc. y al hacerlo en forma conjunta, toda la  familia se verá beneficiada.

En esta ayuda familiar es muy provechoso se le haga saber a los más grandes la importancia de  apoyar a sus hermanos en su educación. Esto no será fácil porque por un lado tendrá más autonomía, y después de sus padres, será el que más mande en el hogar. Al mismo tiempo también tendrá una serie de retos, ya que al ir creciendo el niño, el mayor irá siendo la referencia de cómo será su crecimiento.

Los hermanos deben compartir la misma educación, y tienen que ayudarse a asimilar las clases del día, una vez el primero, el mayor, haya cumplido con sus deberes escolares. Allí es donde se le debe hacer ver al más pequeño lo sano que es ir al aula de clase, a preguntarle por sus compañeros de clases, pedirle le enseñe o le repita las actividades que realizó en salón de clases, como se llama su profesora, que recuerde como se llaman al menos dos compañeros de su aula y juntos, irlo llevando al quehacer escolar. Estas responsabilidades escolares en los niveles de jardín y transición serán sinónimos de juegos, y a lo que vaya pasando a los siguientes grados escolares vendrá una etapa más bonita entre hermanos, el ya famoso dicho: dos más dos son cuatro, o el rememorado: si tienes tres pelotas y te quitan una, cuantas pelotas te quedan, en fin. Esa ayuda por muy pequeña que se lea, es vital para la crianza de los hijos menores, ya que al convivir en el mismo núcleo familiar, tendrán las mismas realidades del día a día a pesar que la personalidad sea distinta. Lo que sí es positivo es que se acompañarán ante diferentes situaciones que puedan tener, lo que estrechará más su hermandad familiar. Nos podemos imaginar entonces como será ese intercambio de conocimientos cuando ese hermano menor ya esté más grande y crecido y comience aprender las matemáticas por ejemplo, la geografía colombiana, la composición de las palabras, las tildes, etc., y si hablamos de física y de química, seguro que la primera estación a dónde acudir para un entendimiento, será su hermano mayor.

A grandes rasgos, la relación entre los hermanos será sinónimo de seguridad afecto bidireccional, así como la primera relación de tú a tú en la vida, y les permitirá empezar a relacionarse con el ámbito que los rodee.

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