En el vasto panorama de métodos educativos, el Método Doman se destaca como una aproximación única y pionera en el desarrollo de habilidades, especialmente en el ámbito de la lectoescritura, y por esto es necesario comprender esta práctica y resulta fundamental sumergirse en los principios fundamentales del Método y explora cómo su enfoque singular ha impactado la enseñanza de la lectoescritura, generando atención e interés en el campo educativo, fundamental para la preparación en la practica profesional de un técnico en primera infancia. Desarrollado por Glenn Doman, el Método Doman se centra en el desarrollo temprano y la estimulación cognitiva en los niños. Su filosofía se basa en la premisa de que los niños son capaces de aprender a un ritmo sorprendentemente rápido y que el estímulo temprano puede potenciar su capacidad intelectual. La clave radica en la exposición temprana a estímulos, incluida la lectura, para fomentar un amor temprano por el aprendizaje.
El Método Doman abraza la lectoescritura temprana como uno de sus pilares fundamentales. A diferencia de los enfoques tradicionales que esperan hasta cierta edad para introducir la lectura y la escritura, este plan propone iniciar este proceso desde la infancia. La exposición temprana a palabras, símbolos y letras a través de tarjetas y material visual es una característica distintiva de este método. Las tarjetas de palabras y símbolos representan las herramientas principales en la estrategia para la enseñanza de la lectoescritura. Estas tarjetas, presentadas de manera visual y atractiva, sirven como estímulos para el cerebro del niño. La repetición y la asociación visual refuerzan la conexión entre el símbolo y su significado, acelerando el proceso de aprendizaje, esto debe acompañarlo un profesional o un técnico en primera infancia.
El plan adopta un enfoque multisensorial al incorporar varios sentidos en el proceso de enseñanza. La combinación de estímulos visuales, auditivos y táctiles contribuye a una comprensión más completa y duradera de los conceptos. Este enfoque reconoce y respeta la diversidad de estilos de aprendizaje de los niños. Una de las fortalezas del Método Doman es su capacidad para hacer del aprendizaje un proceso lúdico y divertido. Al introducir la lectoescritura de manera creativa y atractiva, este método capitaliza el interés natural de los niños en explorar y descubrir. La atmósfera positiva y estimulante fomenta una actitud positiva hacia el aprendizaje.
El plan de trabajo se caracteriza por su flexibilidad y adaptabilidad. Reconoce que cada niño es único y puede tener ritmos de aprendizaje diferentes. Los padres y educadores que aplican este método son alentados a personalizar las actividades según las necesidades y capacidades individuales del niño, permitiendo una educación verdaderamente personalizada. Y es que, a pesar de su popularidad, el Método Doman no está exento de críticas y controversias. Algunos argumentan que la presión temprana puede generar estrés en los niños, mientras que otros cuestionan la sostenibilidad del enfoque a largo plazo. La efectividad del método es un tema de debate, lo que destaca la importancia de una evaluación crítica y equilibrada de sus aplicaciones, por ende, el saber pedagógico de una persona que haya realizado un técnico en primera infancia es vital para guiar el proceso académico. El Método Doman ha desafiado convenciones educativas al proponer un enfoque temprano y estimulante para la lectoescritura. Su énfasis en la exposición temprana y el aprendizaje multisensorial ha generado interés y debate en el ámbito educativo. Aunque sus impactos y efectividad pueden ser objeto de controversia, el Método Doman destaca la importancia de explorar enfoques innovadores en la enseñanza de la lectoescritura y, al hacerlo, ha contribuido a enriquecer el diálogo sobre las prácticas educativas efectivas.