La respuesta a esta interrogante se podría conseguir muy fácilmente en el ambiente educativo familiar, entre otros motivos, porque al momento que a los hijos de una familia se les está buscando el instituto donde van a estudiar, de repente no se les puede conseguir el cupo en el colegio donde ellos quieran, bien sea para estar con sus compañeros de clases anteriores, amistades o conocidos, e inclusive para seguir aprendiendo con determinado docente, interpretando ellos esa situación como que les quisieran cerrar las puertas en esas instituciones, y lo que es peor aún, en pleno reinicio de las clases presenciales. Vistos en ese escenario, optan por decirles a sus padres el querer continuar sus estudios validando el bachillerato.
Otra respuesta a la interrogante inicial podría ser que hay alumnos que han cursado sus grados escolares en diferentes institutos y ya se fastidiaron de tantos pasajes de cambios, por lo que optan estudiar en una forma más tranquila, cómoda, personalizada, moderna, tecnológica y donde sean ellos los que dispongan de su tiempo personal para estudiar. Todo ello y más, lo consiguen en las entidades educativas que validan el bachillerato, que impartan refuerzos escolares y por qué no, tareas dirigidas.
Este método de estudio lo aprecian mejor reforzado con las publicidades que escuchan y ven en las redes sociales y demás anuncios que lo promocionan. Todos los días oyen que pueden validar dos grados en un solo año, entre otras bondades de esa alternativa educativa. En Bogotá, por ejemplo, en la localidad de Suba hay varias promociones de este tipo de mensajes publicitarios, haciendo alusión entre ellos, el del Instituto Mentes Proactivas. Allí seguro le satisfacen esa necesidad personal de continuar sus estudios.
Sin embargo, sabrán en realidad los padres y representantes ¿cómo son esas opciones educativas ya nombradas anteriormente? ¿Cuál es la calidad de educación que ofrecen? ¿Le servirán a sus hijos o representados? Al respecto, lo primero que deben internalizar los jefes o padres de familia además de los propios estudiantes de la casa, es que validar el bachillerato y estudiar en un forma flexible son dos cosas diferentes.
Veamos. Con la validación de bachillerato el joven conseguirá primero que todo, seguir aprendiendo y continuando sus estudios en el nivel o grado que lo suspendió momentáneamente, con este nuevo escenario de aprendizaje para él. Allí podrá realmente validar sus estudios por ciclos sacando dos grados en un año, o en forma de bachillerato acelerado por un periodo seis meses o un año, dependiendo del último que estaba estudiando. Lo hace en forma personalizada y definiendo su propio tiempo de estudios, virtualmente o de una manera presencial o semipresencial. Y en lo respecta a la forma flexible, ésta la da el empleo de los medios alternativos que se dispongan, donde lo primordial sea la eliminación de las barreras conseguidas en la búsqueda de sus colegios, con debidas pautas de accesibilidad, con una constante comunicación, y una cadencia estable de aprendizaje aplicada con la diversidad de métodos y recursos disponibles.
Lo mejor de esta de esta modalidad de estudios, es que quienes se gradúen en ella, tendrán las mismas oportunidades de acceso a estudios universitarios, tan igual como los egresados en instituciones tradicionales de educación.