La pandemia ocasionada por el Covid 19 nos traslado a casi toda la sociedad a una realidad virtual, donde gran parte de los ámbitos del diario vivir se pudieron trasladar a modalidades web. En este caso la educación no fue la excepción, pues a pesar de las situación social, económica y política ocasionada por dicha situación, el aprendizaje no podía detenerse. Sin embargo, muchas de estas dinámicas carecieron de eficiencia, pues el sector educativo ni ninguno de sus actores no estaba preparado para este cambio.
Las experiencias de educación virtual o a distancia, eran manejados por muy pocos establecimientos, entendiendo que como sociedad, la interacción con el otro es indispensable, pues parte de dicha interacción es la que nos permite realizar nuestra construcción social de la realidad tal como lo mencionan Berger y Lukman.
Por otra parte, al no estar preparado el sistema educativo para esta situación de contingencia, hizo que las clases desarrolladas por el medio virtual fuesen una constante prueba-error en el ámbito pedagógico, que en muchos casos termino convirtiéndose en una asignación masiva de actividades y tareas autónomas mientras el docente encontraba una forma más práctica de llevar a cabo las clases. Dicha situación aplico también para los modelos de bachillerato por ciclos y los procesos de preicfes cuyas herramientas digitales en algunos casos eran inferiores a otras instituciones lo que genero el incremento de la deserción hasta que se pudiera regresar a dinámicas presenciales.
Ahora bien, después de dos años de virtualidad académica, dicha modalidad llego para quedarse, entendiendo que, con las herramientas necesarias tanto por parte de la institución como por parte del educando, se puede llegar a un proceso de aprendizaje más cómodo, entendiendo que la comodidad de la casa incrementa la posibilidad de descanso al no tener que gastar tiempos en desplazamientos y demás situaciones que requieren la preparación para ir a clases. Sin embargo, este modelo educativo no es para todas las personas, pues muchas necesitan y prefieren el contacto con las demás personas de manera presencial y física para desenvolverse en la sociedad.
En ese sentido, la modalidad virtual se oferta actualmente en algunos centros educativos privados y también en las instituciones de bachillerato por ciclos, entendiendo que facilita el proceso de aprendizaje de diferente población que se encuentra en la ciudad o fuera de ella. Por ejemplo, en la ciudad de Bogotá se puede realizar dicho proceso de Bachillerato por Ciclos virtual en la localidad de Suba, sin residir en ella, pues familias y jóvenes consideran que las dinámicas pedagógicas e instituciones pueden ser mejor que la localidad donde habitan.
Por último es importante aclarar que aunque las modalidades virtuales de Bachillerato por Ciclos, es una opción probablemente aún más flexible, su éxito o fracaso va seguir dependiendo de esa relación reciproca entre educador y educando, pues como toda dinámica de aprendizaje es una acción en doble vía y no se puede aprender con un educador poco práctico, pero tampoco un educador puede brindar bases de aprendizaje si el educando no cuenta con disposición e interés, estas dos características son esenciales para un proceso de formación inclusive en forma presencial, entendiendo que no son habilidades que se puedan inyectar al educando y educador. Estas características se adquieren subjetiva y personalmente.